- Esto está lleno de perfume –dijo a Miguel Brun y a los demás alumnos-Quiero medir la percepción de cada uno de ustedes. A medida que vayan sintiendo el olor, levanten la mano-
Y destapó el frasco. Al ratito nomás, ya había dos manos levantadas. Y luego cinco, diez, treinta, todas las manos levantadas.
- ¿Me permite abrir la ventana, profesor? – Suplicó una alumna, mareada de tanto olor a perfume, y varias voces le hicieron eco. El fuerte aroma que pesaba en el aire, ya se había hecho insoportable para todos.
Entonces el profesor mostró el frasco a los alumnos, uno por uno. El frasco estaba lleno de agua.”
Extraído de el “Libro de los Abrazos” de Eduardo Galeano
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